martes, 4 de junio de 2013

Máscara de piedra


 
Teotihuacan / © Copyright Foto: Ethnologisches Museum Berlin

 
Teotihuacan, 250 - 650 d.C.
Altura: 19,3 cm; ancho: 18,3 cm;
profundidad: 11,3 cm
Col. Uhde, 1862
No. Ident. IV Ca 3017
Staatliche Museen zu Berlín, Museo Etnológico
La máscara de piedra pertenece a la colección Uhde que fuera adquirida para Berlin en 1862. Al igual que las otras máscaras estandarizadas de Teotihuacan produce un efecto sobrio y armónico. Su frente es amplia y derecha y sus ojos y boca están diseñados en horizontales paralelas. El notorio esmero en la elección de la piedra y el pulido liso de la misma subrayan el aspecto noble de la máscara.
Las investigaciones de los últimos años en Teotihuacan fortalecieron la teoría de que estas máscaras habían estado sujetas a bultos mortuorios.

Ethnologisches Museum Berlin / © Copyright Foto: Haupt & Binder

 
Sala de Mesoamérica en el Museo Etnológico de Berlín

Máscaras mexicanas: Rostros de la historia

Diversas máscaras
La máscara es un objeto artístico y cultural presente a todo lo largo de la historia de la humanidad. Desde las primeras sociedades paleolíticas hasta las más completas y avanzadas civilizaciones, acudir a la representación de un rostro a través de la manipulación de diversos materiales—madera, piedra, barro, cuero, textiles, plásticos-ha sido una constante y, valdría decir, una obsesión de los seres humanos. Su lugar en la historia de la cultura es tan remoto como el uso del fuego, la invención de las herramientas o el descubrimiento de la agricultura. No obstante su origen inmemorial, la producción de máscaras ha llegado hasta nuestros días traspasando milenios, civilizaciones y geografías. Su presencia es tan vasta y admite tal cantidad de registros que las máscaras son lo mismo un objeto de estudio antropolótico, una expresión del arte universal y una forma privilegiada para el despliegue de la imaginación popular.
México no es la excepción. Por el contrario, la máscara ha sido un vehículo primordial para la expresión y la representación del ser mexicano a lo largo de los siglos. A través de la construcción de máscaras que representan dioses, demonios, animales, seres fantásticos, personajes históricos, santos, hombres y mujeres comunes, los mexicanos de ayer y hoy buscan respuestas a su compleja identidad.
Las máscaras mexicanas, como un espejo atroz y maravilloso en el que se refleja los mil rostros de la historia mexicana, explican al país desde su más profunda condición. Son un registro valioso del paso tiempo y en su creación se mezclan las diversas tradiciones y herencias culturales que conforman los mexicanos.
http://www.chinatoday.com.cn/hoy/2004/0402/37.htm

martes, 21 de mayo de 2013

Las máscaras tradicionales mexicanas

Las máscaras tradicionales mexicanas tienen funciones rituales, artísticas y religiosas. Dado que la mayoría de las poblaciones tienen santos patronos venerados en un día específico del año, existen innumerables festivales donde se emplean máscaras y que combinan las tradiciones cristiana e indígena. Estos festivales incluyen con frecuencia los desfiles y teatro callejero. Estas máscaras son talladas en madera, pintadas a mano y con ornamentos de ixtle, cuerda, cuernos o dientes animales.
Tenemos que las primeras máscaras encontradas datan de las culturas prehispánicas. Principalmente se tienen amplios hallazgos de las máscaras de los mayas, sin embargo se tiene la fuerte suposición de que los mayas al haber adoptado parte de su idiosincrasia y creencias religiosas de la cultura madre olmeca, también adoptaron el uso de la máscara. Tenemos por ejemplo el uso del jade para su fabricación, siendo este el material más apreciado por los mayas y las culturas posteriores, llegando al grado de tomar tintes poéticos entre los mexicas, los cuales lo veían como representativo de lo sagrado o sinónimo de belleza pero igualmente efímero.
La máscaras encerraban profundos secretos y significados, relacionándose en su esencia con la dicotomía entre el hombre y el cosmos, siendo que el primero es un personaje activo en la creación del segundo, Esto sale del relato del Popol Wuh, en el cual se cuenta que los dioses crearon al hombre para que pudiesen rendir culto y reconocimiento a sus creadores, por lo cual les dieron conciencia e inteligencia en forma de entidades anímicas que se alojaban en sus cabezas “pol” y en específico sus rostros “ich”, por lo cual las máscaras representaban la fuerza vital de dichas entidades, regalo de los dioses. Por otra parte el hombre tenía siete orificios para percibir la realidad (dos auriculares, dos nasales, dos oculares y uno oral). A través de ellos podía percibir tanto las virtudes como los defectos de la misma, pudiendo decidir entre servir a los 13 señores del cielo o los 9 señores infernales. Por ello, las máscaras “k´oh”, siendo una prolongación del rostro o un receptáculo de la conciencia humana, le permitían a su portador adquirir los atributos o la personalidad de la entidad que representaba la misma.
Las máscaras fueron una herramienta central del teatro evangelizador en la Nueva España, pero los indígenas las incorporaron a sus tradiciones, haciendo de su fabricación un ejercicio escultórico mayor, además de dotarlas de significados mágicos, satíricos, bélicos, eróticos, didácticos. 
http://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A1scaras_mexicanas